¡Madrid ha vibrado este finde con el poderío musical que llegó directo desde Corea del Sur!
La Sala del Movistar Arena se convirtió en el epicentro del K-Live, un festival que nos ha regalado dos noches inolvidables, llenas de ritmo, energía y emoción.
Y sí, si no fuiste, ¡te perdiste algo fuerte!
El viernes, las luces se encendieron con Chudahye Chagis, una banda que no vino a jugar con una cantante que se puede decir que es la Björk coreana.
Su mezcla explosiva de rock, sonidos tradicionales coreanos y una presencia escénica brutal dejó al público con la boca abierta.
Fue como una ceremonia chamánica… ¡pero con guitarras eléctricas y mucha caña!
W24, la boy band que no necesita coreografías para hacer saltar. Con su rollo pop-rock fresco y letras pegadizas, pusieron a todo el mundo a cantar (o al menos a intentarlo).
El buen rollo que transmiten es contagioso, y su conexión con el público fue total.
El sábado la cosa se puso aún más intensa. Y ese día INOUT VIAJES pudo asistir a ese despliegue de energía y buena vibra que estos grupos (que no solo de K-POP vive la música coreana) despliegan cuando suben al escenario.
Allí en La Sala del Movistar Arena, y primero con Chudahye Chagis que repitió, y repitió su ritual chamánico-musical, pudimos contemplar con los ojos muy abiertos para no perder detalle a ese despliegue de voz, música y baile -además de corazones, besos y amistad- que la cantante (Chudahye) realiza junto a su inseparable tocado con dos enormes plumas(blancas esta vez) en la cabeza (una a cada lado) y su vestido blanco inmaculado, vaporoso, ligero (aunque aparente lo contrario) que se mueve y salta tanto o más que ella…
Después subió al escenario Sunwoojunga, que conquistó corazones con su voz poderosa y su estilo único, mezcla de jazz, R&B y un toque muy personal, muy afrancesado, muy estiloso que nos llevó de lo íntimo (esas baladas románticas interpretadas con un buen gusto y una sensibilidad que ponía los pelos de punta) a lo épico (Y todos a bailar y saltar y corear estribillos, unos en español y otros en coreano) sin que apenas nos diéramos cuenta. Qué se puede decir de su versión de “Sabor a mí” que envolvió a todos los presentes y acarició con su letra: “Pasaran más de mil años, muchos más…”.
E incluso estrenó tema, mitad en español mitad en coreano…
Una artista con mayúsculas, de esas que te hacen cerrar los ojos y dejarte llevar.
En resumen: un fin de semana redondo para fans del K-pop, del rock coreano, de la música con alma... ¡y de pasarlo bien!
Y conciertos que demuestran que en Corea del Sur se cuida, y mucho, su música y sus músicos, y el porqué de esa música como unos de los principales reclamos para que se quiera viajar a ese país…
K-Live ha demostrado que la ola coreana no solo sigue en pie, sino que viene con más fuerza que nunca.
¿Repetimos el año que viene?