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Manchester, la ciudad que quiere un futuro verde

Con su pasado industrial, Manchester es la quinta ciudad de Reino Unido y una de las que más ha avanzado hacia un estilo de vida eco-friendly. Gracias a nuevas políticas sostenibles, como aumentar la red de carriles bici y sumar el alquiler de las mismas a la oferta de transporte público, o incentivar el reciclaje en los hogares, la ciudad está dando pasos de gigante para que el futuro sea más verde que nunca.

Viajar no tiene necesariamente que significar renunciar a las rutinas que nos hacen sentirnos mejor, y en Manchester hay un lugar fabuloso para vivir la experiencia de practicar yoga en un centro budista. La oportunidad aguarda en el Buddhist Centre, que organiza clases que se pueden reservar en el día, talleres de fin de semana y cursos más largos.

Si la versión de empezar el día de forma saludable es correr, en GoRunningTours se dedican a ofertar carreras guiadas, un modo distinto de descubrir la ciudad. Algunas de las carreras más icónicas transcurren por el centro, a lo largo del canal Rochdale, pero también hay otras rutas por los canales de Ashton y Bridgewater Way (que tiene la peculiaridad de haber sido el primer canal del país).

Manchester es la quinta ciudad de Reino Unido y una de las que más ha avanzado hacia un estilo de vida eco-friendly

Combinar la oferta de cultura que ofrece esta urbe con el disfrute de sus espacios abiertos y su oferta culinaria es la mejor forma de explorar Manchester, una ciudad que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y que mira a su pasado industrial con respeto, pero sin un ápice de nostalgia. Su papel como la primera ciudad verdaderamente industrial del mundo está reflejado en su arquitectura y su patrimonio, y una fantástica manera de explorar todo ese legado de almacenes, viaductos, canales y antiguas fábricas, así como los nuevos edificios que protagonizaron la reconversión post-industrial de la ciudad, es a través de Artchitectours, que tienen paseos guiados por arquitectos. La estación ferroviaria de Manchester Liverpool Road, que data de 1830, está considerada la estación de pasajeros más antigua del mundo y recientemente se han iniciado planes para su restauración, a pesar de los cuales el Museo de la Ciencia y la Industria continuará abierto.

Si el pasado industrial no es un tema que apasione, no importa, porque en Manchester hay cabida para todo tipo de museos, desde el museo de Fútbol Nacional –no hay que olvidar que es en este país en el que nació el deporte rey-, hasta el Centro Pankhurst, un icono del activismo feminista ya que fue allí donde se reunieron por primera vez las que más tarde serían conocidas como las “sufragistas”, las mujeres que pelearon por conseguir el derecho a voto, lideradas por Emmeline Pankhurst. Por supuesto, la Manchester Art Gallery, con su fantástica colección de arte victoriano y pre-Rafaelita, tan centrado en la naturaleza y el mundo natural, es una visita obligada. En el parque Whitworth, donde también se encuentra la galería de arte del mismo nombre, se puede disfrutar de una buena dosis de cultura y espacio verde en un mismo lugar. Este espacio cultural tiene como misión crear cambio social positivo a través del arte y ofrece diversas actividades –muchas gratuitas- como las mañanas de yoga o los conciertos gratuitos de los domingos, a cargo de estudiantes del Royal College of Music.

Una buena opción de alojamiento en Manchester es el hotel Kimpton Clocktower. Acreditado como establecimiento eco-friendly por el programa Green Tourism Business, este hotel está situado en el corazón de la ciudad, en un fantástico edificio victoriano protegido (Grade-II).

The Northern Quarter, el Manchester más alternativo

Cuando hablamos de Manchester, tenemos que hablar del Northern Quarter. Sus calles estrechas están plagadas de nuevos cafés y restaurantes que representan ese “northern cool” y que además en muchos casos apuestan por una filosofía slow. Situado entre la estación de Piccadilly y el Arndale Centre, en este barrio es habitual ver a equipos de producción de cine grabando escenas que en la pantalla harán pasar por Nueva York. Merece la pena dedicarle unas horas para descubrir las tiendas de discos de segunda mano –no hay que olvidar que esta ciudad regaló al mundo algunas de las bandas británicas más legendarias de la historia, como The Smiths, Joy Division y Oasis- y también el mercado cubierto Affleck’s, que cuenta con un gran número de boutiques independientes y cuya oferta, desde tiendas de piercings hasta galerías de arte, es una oda al eclecticismo y a darle una nueva vida a objetos pre-usados, incluyendo ropa y vinilos de segunda mano. Para comer, Mackie Mayor, un antiguo mercado de carne del siglo XIX completamente reformado, con largas mesas comunales en su centro, acoge puestos de comida para todos los gustos –incluyendo opciones vegetarianas y veganas-. Allí encontrarás Tender Cow, que busca que su clientela descubra nuevos cortes de carne para aprovechar más todas las partes de los animales, mientras que Pico’s Tacos tiene fama de servir algunos de los mejores tacos mexicanos a este lado del Atlántico, por supuesto, en tortillas de maíz caseras. Por otro lado, si se busca el vino natural y los espacios elegantes, Erst es el lugar. Con una buena carta de vinos por copa y un menú basado en sofisticados platos pequeños para compartir y producto de temporada, su oferta gira en torno a una gastronomía que mira a Europa.

Combinar la oferta de cultura con el disfrute de sus espacios abiertos y su oferta culinaria es la mejor forma de explorar Manchester

La permeabilidad de la gastronomía británica es de sobra conocida, no tienen ningún reparo en adoptar y adaptar platos de otras cocinas del mundo a su propio paladar y hacerlo suyo. Ese es el caso de la especialidad rice ‘n’ three, un plato de arroz y tres curries que tiene sus raíces en la gastronomía india, pero que se ha convertido, desde mediados de los ochenta, en uno de los platos más representativos de esta ciudad norteña. Es un clásico de los locales de comida rápida, y en Little Aladdin ahora sirven una opción vegana.

Un city break que mira a la naturaleza

Una escapada urbana siempre puede mejorarse notablemente tomándose un pequeño respiro en el campo. Y en Manchester eso es relativamente sencillo, pues los Mancunians tienen la suerte de vivir a solo una hora y media en transporte público del Parque Nacional del Peak District, uno de los más accesibles del país por su cercanía a esta ciudad, así como a Birmingham y Liverpool. Además, el Peak District está de aniversario, ya que se declaró Parque Nacional en 1951, y desde entonces sus más de 1.400 kilómetros cuadrados han acogido las visitas anuales de más de 13 millones de personas, muchas de ellas residentes y vecinos de la zona.

No hay que estar loco por la montaña para visitar el parque, de hecho, a pesar de que su nombre sea Peak, no guarda ninguna relación con ningún pico. El punto más alto del parque está a 636 metros, y se cree que el nombre en realidad deriva de Pecsaetan, una tribu anglosajona oriunda de la zona, una curiosidad del lugar para dejar caer e impresionar a tus acompañantes.

En este parque un pequeño paseo –tiene más de 2.500 kilómetros de caminos públicos, de los que 100 son accesibles para personas con movilidad reducida- ya es suficiente para dejarse transportar por los colores de sus páramos y colinas, de tonos amarronados y ocres en esta época del año, y sentirse como en una novela de Emily Brontë. A veces basta con intentar parar el tiempo para alcanzar esa ilusión de sentir que por unos momentos se consigue.

Además de todos los paseos imaginables, algunos de los “otros” must-see del parque se pueden hacer fácilmente en una visita de un día, como el precioso pueblo de Bakewell y su famoso mercado, Peak Cavern, una cueva que además acoge un anfiteatro en el que se celebran eventos musicales, o el círculo de piedras Nine Ladies, que data de la Edad de Bronce y que se cree que representa a nueve mujeres a las que se convirtió en piedras como castigo por atreverse a bailar un domingo.

Y para recargar energías nada como una parada en el pub Devonshire Arms, en el pueblecito de Beeley. Allí se puede disfrutar no solo de cerveza artesana, sino también de esa comida tradicional bien hecha y con producto de calidad que alimenta el alma, así como de sándwiches británicos clásicos para llevar. Además, el menú de almuerzo de los fines de semana suele incluir carne de animales procedentes de la propia finca, ¡más kilómetro cero, imposible! Si al final la noche se alarga o se quiere extender la estancia no hay problema, ya que el pub está situado en el Chatsworth Estate y cuenta con habitaciones muy bonitas, decoradas con todo el encanto del campo inglés. Asimismo, con un poco de tiempo se puede descubrir esta mansión, que lleva en las manos de la familia Cavendish desde el siglo XVI, así como su maravillosa colección de arte, Devonshire Collections. Otra buena opción para tomarse una pinta es The Old Hall Inn, que tiene magia rural a raudales y una carta de cervezas artesanas de la zona.

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